jueves, 23 de diciembre de 2010

Cantame una canción



Morena de soles
ojos de almendra

altiva seductora desafiante
sensual romántica real segura
sabes a oliva y albahaca
cántame mujer
has que sueñe despierto
mírame mujer
has que vuelva a enamorarme
sonríeme mujer
has que me sienta niño otra vez
abrázame mujer

has que me sienta hombre

ámame mujer
has que mi corazón se desboque.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Hoy Serrat Hoy


Se apagaron las luces de la sala. Silencioso murmullo, tosesitas a modo de preludio. El escenario se ilumina. Un par de miles de personas atentas.
Hacen su entrada los músicos, uno, dos, tres, ... seis. Aplausos discretos y casi obligados. Uno a uno comienzan a sonar los instrumentos. Ya la orquesta a pleno. El público a tope.
Desde el fondo del escenario, hacia la derecha, aparece él, natural del barrio Poble Sec. Brota el delirio, aplausos, gritos, ternuras y obscenidades.
El reflector ilumina a ese tipo flaco, de huesos largos, de cabeza con coronita calva, saco oscuro, camisa al tono y jeans gastados, pero muy gastados.
Reverencia habitual, sonrisa dulce, mirada seductora, mohín humilde, todo él avanzando hacia el filo del escenario. Aplausos enfervorizados, gritos, auditorio emocionado. Corazones femeninos galopantes de señoras que fueron niñas ayer. Señores espectadores algo envidiosos, que parafraseando a Joaquín, se les ocurre eso de: "yo de grande quisiera ser como él".
Clima intimista y sin estridencias. Comunión entre público y artista.
Poco de nuevo. Los chistes de siempre. Los gestos de siempre. Novedades conocidas. Sorpresas repetidas. Pero bueno, "el nano" es eso, un vino añejo, un clásico ya, cantando, hablando, moviéndose en el escenario y fuera de el, siempre será digno de atención.
Ya la historia se derrama en la canción. Los corazones palpitan con la primer estrofa.
Esta gente sentada en las butacas son los viejos conocidos de Joan Manuel, algunos crecieron, maduraron y envejecieron escuchando sus canciones y decires. Cuantos amores y desamores en estos cuarenta años transcurridos! Muchos soñaron alguna vez con tenerlo de vecino, de compañero de viaje o quizás poder compartir vino o café con ese tío. Joder! Sería fantástico.
Es que gracias al nano no son pocos los que descubrieron a otros señores que emocionan, como el tal Machado, el mal tratado Hernández, o a don Mario, el uruguayo y también a don Felipe y su quijote de amargura.
Y Tal vez en alguna tarde lluviosa sintieron que el otoño sonaba a balada.
O apreciar una mujer en lo oscuro, o que el Mediterráneo es azul y tiene el alma profunda y oscura. O que hay un lugar en el mundo que es bonito y se llama Badalona y que alguna vez unos
ojos se humedecieron escuchando la tieta. Y que no estamos solos en eso de las utopías. Y hablando de amigos, que bueno lo de: lo tuyo nuestro y lo mío de los dos. También nos recordó que tuvimos una vecina de piel de manzana. Y que Benito es un croto simpático. Y que pena nos dio escuchando Penélope, la de los zapatitos de tacón. Y que tarareamos De parto, pintando una cuna esperadora de bebe. Que nos dio por ingresar a Green Peace escuchando Pare. Que quisieramos ser tío Alberto cuando nos llegue la vejez. Hasta nos cae bien la cornudez escuchando Por Dignidad. Alguna vez corrimos peligro de dormir en un calabozo al tener intenciones de hacer añicos un escaparate de Falabella culpa de Cartón Piedra. Que nos sorprendimos hablando con nuestro otro yo después de escuchar al tal Tarrés.
Que fuimos en amores los debutantes. Que quisieramos saber quien se acostará en la cama y mantendra a mi mujer cuando toque partir con boleto de ida solamente. Que aprendimos a valorar las pequeñas cosas. Que seguimos buscando en la cocina con olor a tomillo a quien ya no está, como en Soneto a mamá. Que odiamos a los curapupas en solidaridad con curro el palmo. Que al levantarnos una mañana de sol nos hizo pensar que hoy puede ser un gran día. Que caminando por el parque y luego sentados en el borde del estanque, imaginamos que navegaba un barquito de papel. Que un día nos cansamos de preguntarnos los porqués y nos dio por caminar y caminar recordando eso de que es muy largo el camino para mira atrás. Que fuimos bonitos y buenos entre las tetas de Lucia. Que al mirar un balcón con ropa colgada se nos ocurre lo de las bragas comprometedoras y sábanas alcahuetas de Irene. Nos sentimos mas tolerantes por eso de cada loco con su tema. Y que es cierto eso de: uno solo es lo que es y anda siempre con lo puesto. Y que gracias a la vida por gastarnos bromas y cada tanto invitarnos café. Que alguna vez nos detuvimos en la puerta de un jardín de infantes para mirar a unos locos bajitos y que alguien del barrio nos contó que tiene un amigo que dice que conoce a un tipo que un día fue feliz. Que poniéndonos románticos en una tarde lánguida nos dimos cuenta que no hacemos otra cosa que pensar en ella y que el aroma de tomillo, laurel y romero nos recuerdan su nombre. Y que nos enamoramos gracias a esas paraules d'amor. Y de no querer ser de la realeza por eso del príncipe convertido en rana. Y que bueno sería llegar a viejo, que todo esté pagado y el carné de jubilado abra todas las puertas y entendiésemos ahora que todos llevamos un viejo encima. Y que no nos interesa vivir en suntuosos palacios, por temor a las turbas de Disculpe el señor. Que meditamos un rato después de escuchar sobre la ilusión de esa madre fregona y fatigada dando todo por su princesa. Que gozamos al descubrir el violín de esa bendita música. Y que bien nos pintó el desamor en una mesa de bar.
Y allí estábamos... , llenando el amplio teatro; los que ayer fuimos flacos, pelilargos, desalineados, vírgenes, esperanzados, soñadores, idealistas y enamorados.
Hoy, la misma gente pero distintos, algunos gorditos, pelados, desesperanzados, burgueses resignados, otros miopes o con presbicia, de pelos teñidos, profesionales de algo, perfumados, de tomar pastillas para poder dormir y también algunos cuyas historias darían argumento a la canción "algo personal".
Otros que en esta noche sienten el mismo candor que otrora, seducidos por la magia de siempre. Que por un rato se sintieron los mismos adolescentes de hace cuatro décadas, llenos de proyectos, de horizontes amplios y lejanos y ... hasta un poquito enamorados.
Y como ayer...hoy con la voz no tan fresca, después de varios bises se despidió de la fiesta en que por una noche nos hizo olvidar que cada uno es cada cual.