lunes, 21 de mayo de 2012

sueño cumplido

...habia una vez un chico al que le gustaban los trenes. Soñaba con viajes en trenes que surcaban continentes, que recorrian países exóticos, vías colgadas de precipicios y paisajes que se pintaban en las ventanillas.
Hoy no deja de recordar viajes familiares en vagones con olor a limpio,  con un tipo que recorría el pasillo ofreciendo a viva voz: coooooca cola, coooocacola, o : saaanguches saaanguches de jamón y queeeeso o llevando dos jarras grandes de aluminio al grito de: cafeeee cafeeee con leeeche. Siempre de impecable chaqueta blanca con botones color plata.
Otro personaje era el guarda o inspector que vestido de azul y dorado recorria los vagones diciendo: pases, boletos y abonos.
Aquel chico ya crecido, cada tanto se daba el gusto de viajar en trenes, recorriendo estaciones abandonadas y fotografiando trenes que agonizaban en vìas deterioradas.
El tiempo pasó y los años llegaron volando pelos y encaneciendo barba pero que no alcanza para menguar su interés por los rieles y vagones.
Y como dicen los que algo saben, "los sueños se cumplen" y para confirmarlo, al muchacho trenófilo, una noche se le apareciò un hada de esas que no llevan ni bonete ni varita,  quien con algo de engaño y enredo lo condujo a traves de andenes con poca luz , desorientado y ansioso cuando de pronto estuvo frente a una formación de  vagones con colores verde y blanco. Sorprendido de boca abierta y ojos tan grandes que ocupaban toda la cara, se le estrujó el corazón de tal manera que tuvo que esforzarse para contener la emoción porque en ese instante le vino a la mente el recuerdo de una estación, un tren, una despedida, llevado de la mano por un brazo moreno y velludo de alguien que le decia: "alguna vez vamos a viajar en un camarote como este".
Ahora escuchó al guarda que dijo: por aqui, camarote número cinco.
El hada lo besó y el sueño se hizo realidad.

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