Al entrar al supermercado se lee el siguiente cartel " Sr. Cliente: antes de salir del local debe mostrar el interior del bolso o cartera al personal de seguridad".
En otros lugares, al entrar, usted debe dejar su bolso o cartera en los llamados "lockers", que vienen a ser unos compartimientos parecidos a los roperitos de los vestuarios pero como mas chiquitos. Para acceder a esos lockers hay que tener una moneda de un peso, caso contrario la situación tiende a complicarse; con lo fácil que es encontrar monedas en estos tiempos. Quien nos asegura que cuando abramos el compartimiento encontraremos lo que dejamos un rato antes?
También puede ocurrir que el entrar en alguno de estos centros comerciales, nos encontremos con una niña munida de falsa sonrisa y de una bolsa grandota quien nos invitara a guardar dentro nuestras pertenencias precintandola luego, al menos con este procedimiento uno sigue teniendo en sus manos los bienes propios.
Demás esta decir que al pisar el umbral de esos negocios, somos considerados sospechosos de llevarnos bienes ajenos. Teniendo en cuenta que además, estaremos vigilados por unos señores o señoras vestidos con ropa símil policías u otros que se asemejan a integrantes de un ejercito prusiano y como si fuese poco, si prestamos atención, veremos unos cartelitos que rezan: usted esta siendo filmado, sonriaaaaaaaa. Podemos agregar que al salir del local seguramente nos encontraremos en la puerta con un policía-esta vez uno de verdad- uniformado y armado. También en la calle, seremos vigilados por cámaras operadas de una central mediante las cuales nadie pensara siquiera cometer algo parecido a un ilícito.
Se puede imaginar que con tantas medidas de seguridad, no existiran robos, ni hurtos, ni escruches, ni afanos, ni otra cosa parecida.
Protesto y sigo protestando. Me subleva que anden siguiendome dentro de un local al que concurro solamente para hacer alguna compra colaborando con eso a que el dueño o los dueños tengan un buen pasar y acumulen ganancias y puedan emplear gentes y menguar en parte, la tan temida "desocupación".
Protesto y seguire protestando cuando intentan mirar lo que llevo en mi bolso. Me siento ultrajado y violado en mi intimidad. No quiero que nadie sepa si mi cepillo de dientes esta maltrecho o no, si en mi cartera llevo preservativos (forros), perfume o una carta amorosa. No me interesa que se enteren que leo ni que vean la foto que llevo. Tampoco que desodorante uso o si guardo una crema para la micosis.
Carajos, no me gusta nada eso de ser sospechoso; llegar a la caja del comercio pedir la cuenta y pagar con un billete que el cobrador, cajero, cobradora o cajera lo tome entre sus manos, al billete digo, lo revise, lo de vuelta, y lo vuelva a revisar y me mire desconfiadamente de costado tratando de descubrir en mi al mas terrible falsificador de moneda que piso estos lares, algo parecido al famoso Bellini.
Y me quejo y me vuelvo a quejar porque una vez escuche eso de que todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario.
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