jueves, 15 de abril de 2010

pequeño error en la orden

Noche de otoño, zona céntrica, casa chorizo, varios patios.
Puertas inseguras con vidrios empañados.
Adentro, pelos largos, soberbia de 20 años.
Mates trasnochados, libros abiertos, apuntes que imploran ser leídos.
Estudiantes, brotes de profesionales. Idealistas, impetuosos, enamorados.
Muchachos de ojos soñadores. Creyentes de utopías.
Inconscientes, pacíficos y tontos.
Tal vez, un dato equivocado. Una dirección que no era. Quizás un error.
La calle se oscureció. Frenadas. Golpes. Ruidos.
Entonces llegaron ellos. Tipos rudos. Bigotes poblados. Caras de odio.
A patadas derribaron la puerta. Vidrios rotos. Gritos.
Violencia. Armas. Bestias insultando.
Los que dormian eran los mas sorprendidos, algunos, la muerte no alcanzó a despertarlos.
Otros, preguntando porque? recibián los golpes sin entender las preguntas que los animales les gritaban.
Unos quedaron en ese lugar, sobre un charco de sangre, llorizqueando, preguntandose el porque de lo que pasaba, hasta que la muerte piadosa les cerró los ojos.
Otros quisieron escapar, y las balas los alcanzaron mientras intentaban subir las escaleras. Escaleras que de subirlas, llegarian al cielo.
Almas inocentes destrozadas, por error en el papeleo en la oficina policíaca.
Al día siguiente, los diarios hablaban de un operativo conjunto de las fuerzas de seguridad.
Enfrentamiento con algunas bajas en las filas terroristas. Era la forma de cubrir el error, hubiese quedado muy mal escribir que por equivocación, las fuerzas de seguridad habian tronchado algunas vidas inocentes.

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