jueves, 7 de julio de 2011

Semblanzas sobre el 9 de Julio

Primero el mar después el inmenso río trajo las naves, desembarcó don Pedro de Mendoza, ese navegante al que la sífilis no dejó terminar el viaje de regreso a su tierra. Después don Juan de Garay, el conquistador que luego de fundar Santa Fe vuelve a refundar Buenos Aires, ciudad que mas tarde unos criollos "refundieron".
Llegaron otros que se afincaron, edificaron, trabajaron, hicieron negocios, contrabandearon y hasta conspiraron.
Año 1806, esta vez los que descendieron en las costas eran unos tipos rubios tirando a colorados de ojos celestes, educados y ceremoniosos marinos enviados por la corona inglesa con la orden de convertir a los habitantes de esta margen del Río de la Plata en obedientes súbditos. Vale decir que esta vez se quedaron con las ganas pero pudieron escaparse con algunos dinerillos y joyas de estos lares.
Tanto se quedaron con las ganas que al año siguiente regresaron pero otra vez los súbditos de la corona española impidieron que se instalaran y fueron expulsados por un pueblo ignorante de tratados de guerra y de cortesía con los invasores, pueblo comandado por algunos que, próceres en esa ocasión, fueron fusilados por otros próceres diplomados de tales en la gesta de mayo.
Mayo de 1810, el pueblo (?) amuchado en la plaza al grito de: "el pueblo quiere saber de que se trata", consigna que algunos repiten todavía y otros se preguntan si alguna vez lograran saber de que se trata, quería desvincularse de la madre patria.
Ese 25 de Mayo, aprovechando que don Fernando el Borbón había sido corrido del trono por el natural de Córcega, se instalaron en el Cabildo algunas figuras prominentes de la ciudad: prósperos comerciantes, doctores en leyes, contrabandistas y hasta curas a fin de formar gobierno local y manejar la "caja".
Siempre con la idea de consensuar pasan los tiempos y llega el año 1813 y se arma la asamblea, la recordada Asamblea del Año XIII con la idea de decretar la tan ansiada libertad y terminar de romper las cadenas que ligaban a estas tierras con la Europa española. Aunque no pudieron concretar esa pretensión, establecieron el diseño del Escudo Nacional, contrataron a don Vicente y a don Blas para que escribieran el Himno Nacional que luego arreglaría el rockero Charly, abolieron "en parte" la esclavitud, derogaron la inquisición y las torturas, detalle este último que años después un tal Paty, fabricante de ricas hamburguesas, ignoró olimpicamente. Pero de independencia quedó solo el deseo, pues se habló poco y nada.
Siguieron las discusiones y debates, acuerdos y desacuerdos. Monarquía o República.
Mas reuniones, esta vez un congreso en el Jardín de la República, tierra de buenos limones y dulce caña. Lugar al que acudieron los señores diputados-elegidos a dedo porque en esos tiempos no existía el derecho obligatorio del sufragio universal entre los incultos habitantes del territorio al sur de los Estados Unidos de América-viajando por senderos polvorientos, mal alimentados, llenos de tierra y escasos de duchas. No se imaginaban por esos días como serían los viajes de sus colegas 200 años después.
Cuentan que el congreso se reunió en Tucumán un poco para demostrar a los realistas que no les tenían miedo aunque anduvieran de tropelías en las cercanías y otro tanto para ponerle límite a los altivos porteños, que dejaran de creer que todo era Buenos Aires aún conociendo eso de que Dios atiende en la ciudad autónoma.
Era el año 1816 y sin apuro iban llegando, unos a lomo de mula otros en diligencias, carretas, jardineras y algún representante de localidad cercana hizo el camino a pie, por recomendación médica por eso de que caminar es bueno para la salud.
No existen demasiados datos de los lugares donde se alojaron los sacrificados viajeros, si del lugar de reunión del congreso. Era una casa. la mas grande del poblado(muchas no habría seguramente) propiedad de doña Francisca Bazan de Laguna quien por contratación directa y sin previo concurso de precios alquiló la misma al funcionario que organizaba el citado congreso. No hay detalles del precio abonado o si hubo algún tipo de canje porque gracias al promocionado evento, el valor de la propiedad conocida actualmente como "la casita de tucumán" aumentó considerablemente, sin olvidar que fue remodelada para la comodidad de los representantes provinciales. A pesar de que años después un ilustre hijo de esa provincia y conquistador del desierto ordenó demoler.
El 9 de Julio de 1816 con la presencia de 28/33 (?) diputados representando a las provincias de Córdoba, Catamarca, Buenos Aires, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Salta, San Juan, Tucumán, Mizque, Charcas y Chichas se concretó la votación bajo la presidencia de don Francisco Narciso de Laprida, antepasado del fabricante de los famosos cuadernos, y formalmente diciendo: " Queréis que las provincias de la Unión sean una nación libre e independiente ........? entonces los diputados gritaron a coro: Siiiiiiiiiiiiiiiii, queremos y se abrazaron y al fin se declaró la independencia rompiendo de esa manera los vínculos de dependencia con la monarquía española. Con la aclaración hecha días después con respecto a que además de la cuestión con España, no existiría dependencia con ninguna potencia extranjera (...)
Y como era costumbre en la época hubo festejos, baile, guitarreada, trasnoche, vino patero, pastelitos dulces y obviamente empanadas, tucumanas por supuesto!
Conviene aclarar que no todas las posiciones estuvieron representadas y que no todas fueron consideradas. A simple vista a pesar de ser un congreso con mayoría unitaria se valoraron las propuestas federales de San Martín, Belgrano y Monteagudo. Y comenzaron las discusiones de que forma de gobierno debería adoptarse para el nuevo estado. Estando en el tapete la moción federal, la unitaria y también la de la monarquía atemperada.
Después de muchos años transcurridos aún hay gentes que en los corrillos de reparticiones públicas, tertulias de bares, y colas de ferias municipales, se preguntan eso de "independencia de quien?" y si algún día será realidad ese deseo.
Independencia real obtuvieron las provincias entre si sumiendo al país en un estado de cierta anarquía.
Algunos piensan que la declaración no fue mas que un acto formal, algo así como una homologación ya que el país tenía en ese entonces bandera, himno, gobierno propio y moneda.
Tiempo mas tarde la discusión era entre unitarios y federales, unos proclamaban que la independencia incluía cultura propia y para los otros independencia significaba soberanía, polémicas que siguen encendidas por estos tiempos.
Es bueno saber que después de ese 9 de Julio hubo otras intentonas de gobiernos alardeadores que siguieron prometiendo independencia tanto de países como de organismos internacionales. Intentos frustrados porque luego de los discursos y arengas independentistas los miembros de esos gobiernos viajaban prestamente hacia los países imperialistas y usureros para hincarse de rodillas pidiendo disculpas y bajándose calzoncillos o bragas según el sexo del funcionario de turno, rogando que tal actitud se mantenga en absoluta reserva. Siempre con la soberbia que los caracteriza volvían a humillarse solicitando los dineros necesarios para cubrir los despilfarros propios que luego, algún día pagarían los abnegados habitantes de estas tierras sureñas.
Hoy a casi dos centurias del primer festejo tucumano hay gente que piensa que la independencia absoluta no existe, que no fue ni será posible y que es una infantil utopía utilizada por líderes demagogos. Que el mundo funciona con la relación entre países poderosos y no poderosos.
Que la independencia no se limita a unos símbolos patrios ni a conseguir títulos en competencias deportivas.
Que la forma de ser independientes esta dado por la seriedad en las acciones, el crecimiento cultural y económico para conseguir en algún momento el acercamiento a los países que deciden y poder discutir y decidir también cuestiones propias en un plano mas o menos igualitario.
Que ser un país independiente es también considerar el nivel de vida de su población y que sin falsos nacionalismos ni patrioterismos sus habitantes sientan que vale la pena ser independientes.

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